La Sombra Dorada es como Carl Jung llamó a nuestra grandeza oculta — esas partes luminosas de nuestro ser que aún no nos hemos atrevido a abrazar. Permanece silenciosa bajo la superficie, esperando ser recordada. A menudo la vislumbramos en momentos de profunda admiración hacia otras personas. Esas cualidades que tanto nos fascinan no nos son ajenas: son reflejos de nuestro propio brillo no reconocido, fragmentos de nuestra alma vasta y creativa.
Hay una belleza salvaje y un poder sereno en el resplandor de la sombra. Los dibujos y el poema que surgieron durante mi propio recorrido por este territorio interior son ofrendas —no respuestas, sino espejos— para despertar el reconocimiento, para invitar a una mirada más profunda. Que puedan inspirar a otros a mirar hacia adentro, y a reclamar lo que siempre ha sido suyo.
“Slowly we can see
The light we have dimmed down.
We start to feel
A strength we don’t let out.
Admiring others
Intensely is what we do.
How they look, talk,
Achieve and how they move.
We submerge
And don’t let shine
Our best self
We hide behind.
Reclaiming our light
Is scary and takes courage
To let it shine bright
Letting no one judge.
Even if it feels too big,
and others become furious,
Share a magnificent gift,
And dare to be glorious.”